10 de julio de 2009

El gran Gatsby - Francis Scott Fitzgerald


"En mi primera infancia mi padre me dio un consejo que, desde entonces, no ha cesado de darme vueltas. Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien -me dijo- ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas. No añadió más, pero ambos no hemos sido nunca muy comunicativos dentro de nuestra habitual reserva, por lo cual comprendí que, con sus palabras, quería decir mucho más. (...)Su corazón se hallaba en constante y turbulenta agitación, temperamento creador, tenía un don para saber esperar y, sobre todo, una romántica presteza; era la suya una de esas raras sonrisas, con una calidad de eterna confianza, de esas que en toda la vida no se encuentran más que cuatro o cinco veces. (...)James Gatz era víctima de un mundo al que no pertenecía: ricos, seres descuidados e indiferentes, que aplastaban cosas y seres humanos, y luego se refugiaban en su dinero o en su amplia irreflexión. (...)Gatsby creía en el fastuoso futuro que año tras año retrocede ante nosotros. Aunque en este momento nos evite, no importa... Mañana correremos más rápido, estiraremos más los brazos... Y una hermosa mañana. Y así seguimos, luchando como barcos contra la corriente, atraídos incesantemente hacia el pasado. "

Cuando Nick Carraway llega al este, alquila una pequeña casa en el West Egg ubicada entre dos mansiones. Una de ellas llama su atención: playa privada, embarcadero, gran parque y muy iluminada. Cada fin de semana la casa vecina se llena de música y de personas que vienen de los alrededores – principalmente de Nueva York- para ser parte de las fiestas más famosas y concurridas de la época: las de Jay Gatsby.


Con un pasado lleno de incógnitas y claroscuros, Jay Gatsby es un seductor nato. Una persona que, según cuenta Nick –narrador de esta historia-, posee una sonrisa que hace sentir a su interlocutor seguro de sí mismo, comprendido y tranquilo.


Luego de ser invitado una noche a compartir tragos y charlas en la mansión, Nick se convierte en amigo y confidente de su anfitrión, quien ha llegado hasta ese lugar en busca de un viejo amor: Daisy Buchanan.

Este amor es el hilo conductor de la novela. Pero también lo son el sufrimiento por el amor perdido, por no saber o no poder amar, por no sentirse amado. El dolor del vacío, de la incomprensión, de la soledad.

Nick y Gatsby se unen para lograr el tan anhelado reencuentro, pero éste sólo traerá dolor y desgracia a la vida de los protagonistas.

Con un final dramático, donde el egoísmo triunfa por sobre todo. Donde la comodidad de los mandatos sociales hace olvidar los malos momentos y las traiciones. Donde los sueños de juventud y el amor son dejados de lado a favor de la conveniencia económica.

Francis Scott Fitzgerald nos muestra la verdadera cara de un grupo de gente adinerada, con sus caprichos y desinterés absoluto por el otro. Personajes muy bien delineados en pocas palabras y una historia que nos atrapa y nos hace tomar partido por alguno de estos seres a los cuales no podemos calificar de buenos o malos. Cada uno, incluso con sus contradicciones, será capaz de justificar cada una de sus acciones.

Francis Scott Fitzgerald (1896-1940)
Escritor de novelas y cuentos estadounidense, plasmó en su obra su visión del ambiente y las costumbres norteamericanas de la década del veinte. Nació en 1896 en Minnesota, y cursó algunos años en la universidad de Princeton, en la cual, sin embargo, prescindió de la mayoría de sus clases y se dedicó a aprender de los escritores que merodeaban por el lugar.

Su primera obra, A este lado del paraíso, la escribió durante su servicio militar y fue un gran éxito de ventas, lo cual le permitió casarse con Zelda Sayre y vivir una vida de lujos que ambos adoraban y de la cual Fitzgerald se nutría para algunos de sus cuentos y novelas.

Zelda fue su musa inspiradora y protagonista de algunas de sus obras.

Bibliografía
Novelas: A este lado del paraíso (1920), Hermosos y malditos (1922), El gran Gatsby (1925), Suave es la noche (1934), El último magnate (1941).
Cuentos: Jovencitas y filósofos (1920), Cuentos de la edad del jazz (1922), Todos los hombres tristes (1926) y Toque de diana (1935).
Ensayos: El crack-up (1945)

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