29 de junio de 2009

La invención de Morel - Adolfo Bioy Casares

La eternidad rotativa puede parecer atroz al espectador; es satisfactoria para sus individuos. Libres de malas noticias y de enfermedades, viven siempre como si fuera la primera vez, sin recordar las anteriores. Además, con las interrupciones impuestas por el régimen de las mareas, la repetición no es implacable.

Acostumbrado a ver una vida que se repite, encuentro la mía irreparablemente casual. Los propósitos de enmienda son vanos: yo no tengo próxima vez, cada momento es único, distinto, y muchos se pierden en los descuidos. Es cierto que para las imágenes tampoco hay próxima vez (todas son iguales a la primera).

Puede pensarse que nuestra vida es como una semana de estas imágenes y que vuelve a repetirse en mundos contiguos.


Cuando el prófugo llega a la isla desierta, cree estar a salvo de todo. Un edificio abandonado le da cobijo y la abundante vegetación le permite alimentarse. Pero la irrupción de un grupo de turistas lo hará refugiarse en los bajos, quedando a merced de las mareas.

La visión de Faustine –hermosa e inalcanzable, con aire gitano- hace al prófugo correr todos los riesgos imaginables para conquistarla. Cuando Faustine lo ignora, cree ver en esa actitud la prueba irrefutable de una trampa urdida por la policía para apresarlo. Su paranoia le hará muy difícil descubrir la verdad.

Quiénes adoran la literatura fantástica, La invención de Morel es una novela que no puede dejar pasar, y para los que no es una excusa perfecta para adentrarse en este género.
Exquisitamente escrita, La invención… nos permite presenciar una extraña y al mismo tiempo maravillosa historia de amor no correspondido con un desenlace en el cual el sacrificio y la locura van de la mano.

Adolfo Bioy Casares es uno de los escritores destacados de la literatura argentina del siglo pasado. Amigo de Jorge Luis Borges e íntimamente relacionado con lo más selecto de los escritores de las primera mitad del Siglo XX. ABC es autor de uno de mis relatos preferidos: Los afanes.


Bajo el seudónimo de Honorio Bustos Domecq escribió a cuatro manos con Borges la colección de relatos detectivescos Seis problemas para don Isidro Parodi (publicada en 1942) y Crónicas de Bustos Domecq (1967).

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17 de junio de 2009

Murió Fernando Peña

En este post no van a encontrar la biografía, ni la bibliografía ni el listado de sus programas o sus obras de teatro. Sólo encontraran el enorme vacío por la pérdida de un tipo que hacía valer cada una de las palabras que decía. Un tipo que te movilizaba. Un tipo transgresor en todos los sentidos. Un tipo con los huevos bien puestos para decir, en un país lleno de homófobos, que era puto. Si, así. No decía que era homosexual, usaba el témino que muchos utilizan como insulto para describirse a sí mismo.

Que Fernando Peña haya muerto es una gran pérdida.

7 de junio de 2009

Bartleby, el escribiente - Herman Melville


"Preferiría no hacerlo". Cuántas veces deseamos decirlo a lo largo del día. Cuántas veces hubiéramos necesitado el aplomo y la convicción de Bartleby para negarnos, educadamente, a realizar una actividad que no queremos, que no nos complace, que no nos llena.
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