31 de enero de 2007

El evangelio según Jesucristo - José Saramago


Me gusta Saramago. Y me gusta mucho. Disfruto de sus libros y me vuelvo adicta a ellos cada vez que abro uno y comienzo la lectura. He leído muchas opiniones discrepantes acerca de este autor portugués. Incluso escuché a un crítico reconocido, decir que, leer a Saramago, era una pérdida de tiempo. Demás está decir que no comparto esas palabras.

La última de sus obras que leí es El evangelio según Jesucristo (antes había hecho lo propio con Ensayo sobre la ceguera y Todos los nombres). La historia comienza antes del nacimiento de Jesús, contando parte de la relación de sus padres, dos jóvenes llamados María y José.

A partir del nacimiento del personaje principal, la historia se centra en el, sus actividades, pensamientos y sentimientos, haciendo vagas alusiones a quienes los rodean, salvo en los casos en que sea importante para entender qué le ocurre a nuestro héroe.

Si bien es una historia trágica, llena de sufrimientos tanto físicos como emocionales, hay un tramo de esta novela que me hizo sonreír, en muchos de sus párrafos por el placer de la lectura. Luego de que Jesús ha iniciado sus viajes y realizado alguno de sus milagros, se encuentra con Dios en el medio del mar de Galilea. Con Jesús sentado en un extremo de su bote y Dios en el otro, comienza un diálogo, que por partes es gracioso, por parte patético, y lleva a la risa… por no llevar a las lágrimas.

Todo el libro es recomendable, tanto la historia de este sujeto que se dice Hijo del Hombre –tan distinta a la historia contada en la Biblia, la versión “oficial”- como la manera en que es contada.




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