9 de noviembre de 2010

La ladrona de libros - Markus Zusak

En el reto personal de junio hubo dos libros ambientados durante la Segunda Guerra Mundial: “El lector” y “La ladrona de libros”.

Además de ser dos historias totalmente diferentes, con personajes que ni siquiera hubieran podido cruzarse en sus largas o cortas vidas, con una narración que se diferencia claramente, lo que realmente las diferencia para mi es que “La ladrona…” realmente me enamoró.

Su estructura permite seguirla y volverse parte de la realidad contada magistralmente por una narradora muy especial: la Muerte. Una narradora que sólo se limita a mirar lo que pasa, cumpliendo su tarea de llevar almas desde un lugar a otro, pero sin intervenir en los acontecimientos diarios.

Nuestra ladrona es Liesel, una pequeña que ha perdido a su padre –por ser comunista- y cuya madre está al borde de un colapso por la tristeza que esta situación le genera. Hundida en la más absoluta pobreza, la madre de Liesel decide dejarla a ella y a su pequeño hermano en una casa de acogida, con una madre y un padre que los cuidarán y por sobre todo podrán alimentarlos y darles cobijo.

El viaje hacia este hogar será un capítulo más del tristísimo destino familiar. El pequeño muere en brazos de su madre y es Liesel quien toma conciencia de esta muerte, frente a una madre casi inconsciente por el intenso cansancio.

El entierro del niño es realmente el origen de esta historia. Un libro. Pequeño. De tapas negras. Ilegible para Liesel ya que es analfabeta. Este libro, que cae del bolsillo de uno de los sepultureros, será el primero de una larga lista que nuestra protagonista robará.

La encuentro diario con sus padres adoptivos –principalmente con su padre, Hans-; con su vecino, que se convertirá en compañero de juegos, aventuras y delitos; con los clientes de su madre –a donde lleva y retira grandes bolsa con ropa, a veces sucia, a veces limpia- y con un judío escondido en su sótano relacionarán a nuestra protagonista con las letras.

Esta relación que muchos hemos establecido con pasión, le salvará la vida. Literalmente.