25 de agosto de 2006

POR LOS CHICOS


No olviden pasar cada día por Por los chicos, con cada visita diaria donan comida - en forma totalmente gratuita para ustedes- comida para niños carenciados. GRACIAS!!!!!

FRÍO CALOR

El invierno se ha tomado unos días sabáticos. En Buenos Aires estamos viviendo días de primavera anticipada. Y yo… yo perdí esa sensación muy pequeñita pero que venía creciendo, de a poco pero a paso firme, de estar en mi lugar. Nunca me siento en mi lugar cuando hace calor.

Me gusta el frío. Me gusta esconderme en los grandes abrigos. Me gusta ver el gris de afuera que destaca mis colores internos. Me gusta la primavera en fotos. Amo ver árboles llenos de hojas por mi ventana, pero me identifico más con los árboles vacíos, cuya pasión está en sus venas, trabajando por dentro, con pasión, mucha pasión, escondida.

Me gusta la gente en invierno. Hay poca dando vueltas por la calle. No hay aglomeraciones –salvo en los centros de compra a los cuales cada vez frecuento menos, sólo lo justo e imprescindible-. Cada persona está en lo suyo. Y yo, feliz. Sintiéndome dueña de esas veredas húmedas, esos árboles sin frutos, ese cielo gris que parece llorar. Adoro sentir la lana en mi piel y su calor en mi alma. Me gusta llegar con la nariz helada a un lugar acogedor y encontrar una taza de té que me caliente las manos y los pies y una cálida charla que me entibie el corazón.
Hay mucha gente feliz con el calor y me alegro por ellos que sufrieron el invierno, pero es hora de que yo me repliegue. Es mi señal para comenzar a juntar alimento para meterme en mi cueva y pasar el verano. Está llegando el momento de escaparme hacia adentro.

16 de agosto de 2006

SALUD EN SOCIEDAD

Hace varios años, inicié un proyecto con el cual había soñado mucho. Una publicación electrónica sobre temas que relacionan la salud física con la mental y la social…

Por distintos motivos, tuve que suspenderlo y guardarlo en el cajón de los pendientes. Pero hoy, al fin, pude organizarme para colgar en la web los archivos publicados originalmente y un editorial por el relanzamiento.

Los espero por ahí, serán bien recibidos. Pinchen en el enlace:

Salud en Sociedad

11 de agosto de 2006

AROMAS DE LA INFANCIA

Hace unas semanas un aroma me hizo volver a mi infancia. A la merienda de los sábados en la casa de mis abuelos.

Las galletitas de miel en un plato blanco con flores, eran el acompañamiento obligado de la taza de malta hecho con leche. Y también lo era mi absoluto desconcierto, que hoy percibo como tal 25 años después, ante esos seres que me parecían de otra era.

En esas tardes, en las que sus conversaciones –de viejos, pensaba yo- me sumían en un estado de aburrimiento, me escapaba a sumergirme en la biblioteca de mi abuelo.
Miles de libros, a mi disposición. Libros de “adultos” ante los que tenía libertad absoluta para mirar, tocar, elegir, leer.

Esos estantes maravillosos me invitaban, cada atardecer de sábado cuando me despedían, a seguir buceando en la otra gran biblioteca de mi infancia: la de mi mamá.

10 de agosto de 2006

ONOMÁSTICO

No les conté que hace una semana cumplí 34 años. Tampoco les conté que, a diferencia de mucha gente, no hago balances al final del año calendario sino al final de cada uno de mis años. Mucho menos les conté que este año no tuve el valor de hacer ese balance.

Mi contador interior me dijo que este año salimos en rojo, así a ojo nomás, sin hacer demasiadas cuentas. Me dijo que los objetivos propuestos el 3 de agosto del año pasado no fueron alcanzados. Que los proyectos que diseñé no fueron ejecutados. Que las ganancias estimadas se habían convertido en pérdidas. ¿Para qué hacer un balance cuando uno sabe de antemano que va a dar guarismos que mejor ni mirar?

__ Yo sé señorita, yo sé, dejeme responder.
__ A ver alumna Soledad, diganos la respuesta.
__ Para saber en qué nos equivocamos y tratar de hacer las cosas bien este año.
__ Muy bien alumna, aunque muy de manual de autoayuda su respuesta.

Juro que la teoría me lo sé, pero a la hora del trabajo práctico siempre meto la pata.

PALABRAS

Las palabras no se me dan. De un tiempo a esta parte siento que se han vuelto extrañas para mí. Siento que de todas las que conocía, muchas se han marchado de mi lado y han decidido no hablarme, no sé por qué. Me duele mucho darme cuenta de que al verlas por la calle no las reconozco. Seguramente será porque hace mucho tiempo que yo no les hablo, que no les escribo, que no las visito. Si, me he portado como una mala amiga con ellas. Y es cierto, además, que he sido ingrata. Tantos momentos hermosos que pasamos juntas, tanto que me han dado, siempre ahí, a mi lado, en las buenas y en las malas.

Acepto que debo, en pos de mi salud mental, recuperarlas. Hacer que vuelvan a mi vida, que me hablen, me cuenten y me acompañen. Tengo que portarme bien con ellas. Quizás así las recobre.