10 de agosto de 2006

ONOMÁSTICO

No les conté que hace una semana cumplí 34 años. Tampoco les conté que, a diferencia de mucha gente, no hago balances al final del año calendario sino al final de cada uno de mis años. Mucho menos les conté que este año no tuve el valor de hacer ese balance.

Mi contador interior me dijo que este año salimos en rojo, así a ojo nomás, sin hacer demasiadas cuentas. Me dijo que los objetivos propuestos el 3 de agosto del año pasado no fueron alcanzados. Que los proyectos que diseñé no fueron ejecutados. Que las ganancias estimadas se habían convertido en pérdidas. ¿Para qué hacer un balance cuando uno sabe de antemano que va a dar guarismos que mejor ni mirar?

__ Yo sé señorita, yo sé, dejeme responder.
__ A ver alumna Soledad, diganos la respuesta.
__ Para saber en qué nos equivocamos y tratar de hacer las cosas bien este año.
__ Muy bien alumna, aunque muy de manual de autoayuda su respuesta.

Juro que la teoría me lo sé, pero a la hora del trabajo práctico siempre meto la pata.

1 comentario:

Apate dijo...

A mi me pasa lo mismo, también hago el repaso el día de mi natalicio