Tenía los bigotes más rígidos que nunca; tanto que una mosca podría haber caminado por ellos igual que un convicto sobre la plancha de un barco pirata. Sólo que no hay mosca que sobreviva dentro de una cámara frigorífica a treinta grados bajo cero: y tampoco Néstor Chaffino, jefe de cocina, repostero famoso por su maestría con el chocolate fondant, el dueño de aquel bigote rubio y congelado. Y así habrían de encontrarlo horas más tarde: con los ojos muy abiertos y atónitos, pro aún con cierta dignidad en el porte; las uñas garfas arañando la puerta, es cierto, pero conservando en cambio el paño de cocina colgado de las cintas del delantal, aunque uno no esté para coqueterías cuando la puerta de una cámara Westinghouse del año 80, dos metros por uno y medio, acaba de cerrarse automáticamente a sus espaldas con un clac.
Néstor Chaffino muere en lo que la policía definirá como un “accidente doméstico”. Morir congelado en una cámara frigorífica no parece ser la mejor manera para un repostero “famoso por su maestría con el chocolate fondant”. Y menos si se ingresó en ella para preservar uno de sus platos más exitosos: las trufas.
Su final aparente sera como consecuencia de un cáncer. Pero Madame Longstaffe, famosa pitonisa, le advierte que no debe preocuparse por sus pulmones y que su futuro está asegurado mientras no se confabulen contra él las cuatro T. ¿Qué probabilidades existen de esa confabulación? Muy pocas. Muy pocas…
Adela y Ernesto Teldi, Carlos García, Serafín Tous, Chloe Trías, Karel Pligh y un nutrido grupo de coleccionistas de piezas de arte, comparten con Chaffino su última noche. Unos como empleados, otros como empleadores, otros como simple espectadores.
Cada uno de los personajes posee un secreto. Una pequeña infamia del pasado que ocultan para poder mantener en orden su vida actual. Chaffino las conoce. Y eso puede costarle la vida.
Carmen Posadas (Montevideo, 1953), escribe esta obra de encuentros y desencuentros de una manera entretenida y lleva a sus lectores a través de la vida y obra de sus personajes y de las casualidades y causalidades que hacen que una noche, se encuentren todos en la casa de campo de los Teldi para ver el final de Chaffino y enterarnos, al final si las cuatro T realmente se han confabulado o si solamente ha sido una macabra broma del destino.
Premio Planeta 1998, Pequeñas infamias posee una muy buena estructura literaria y combina la intriga, la pasión y el humor en las dosis justas.
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