Me gusta comentar libros. Al no ser crítica literaria no lo hago desde la teoría sino desde lo que cada autor, en cada obra, me despierta, me transmite, me hace sentir.
Leo mucho –más de lo que comento, menos de lo que quisiera-, es raro que coincida con los grandes críticos, con los destacados, los canónicos, los que dictan cátedra. Coincido mucho más con los comentaristas, los críticos de a pie. Aquellos que leen con los poros abiertos, los que reciben los textos en carne viva. Los que sufren, aman, disfrutan, odian, ríen o lloran a la par de los personajes. O que odian al personaje por su indefinición, por esa falta de carácter, que, a fin de cuentas, es exclusiva responsabilidad del autor.
¿Es necesario ser un erudito para poder acercase a la buena literatura? (*)
Creo que no, que alcanza con querer saber a dónde nos llevan las letras impresas. Y dejarnos llevar.
(*) qué considero buena y mala literatura quedará para otra entrada
1 comentario:
Eso mismo me pasa a mi, pero no solo con los libros, sino también con las películas, canciones, o con el vino ;-p ... Casi nunca opino lo mismo que los que se supone que son expertos en la materia. Ellos se lo pierden!!
Me cambié de casa, pero sigo por aquí.
Un beso.
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