28 de agosto de 2008

Simone de Beauvoir



En sus obras autobiográficas, Simone de Beauvoir nos describe su vida ambientándola correctamente en el momento histórico que le tocó vivir. La primera guerra mundial, los alocados años veinte, le segunda guerra mundial, los años 60, entre otros, fueron marcando su vida y su pensamiento, lo cual se evidencia en cada párrafo.

Estos acontecimientos son descriptos desde su mirada personal, con la sencillez de un diario íntimo. En forma clara y amena atrapa al lector, que puede conocer a través de estas páginas no solo al grupo de artistas e intelectuales que formaron parte del círculo social y cultural de la escritora y filósofa francesa, sino también tener una visión desde adentro de numerosos acontecimientos de la historia más cercana de nuestro planeta.

Los biógrafos de Simone de Beauvoir la han descripto como feminista, existencialista y elitista, entre otros adjetivos. Ella se encarga en estas obras de certificar todos estos calificativos en cada uno de los volúmenes de su obra autobiográfica: Memorias de una joven formal, La plenitud de la vida, La fuerza de las cosas y Final de cuentas. En sus descripciones de su lucha por la igualdad de las mujeres, poniendo siempre ella su cuerpo para demostrar sus argumentos, haciéndose responsable de las consecuencias de sus actos, la muestran en los aspectos que sus adeptos le atribuyen como positivos. Por otra parte, cada descripción menospreciativa que hace de aquellos que ella considera por debajo de sí misma por no pertenecer a su clase social, nos muestran su marcada actitud elitista.

Cada día de su vida es contado con el máximo de los detalles. Si bien se ahorró informaciones y descripciones escandalosas de sí misma –las cuales fueron dadas a conocer con lujo de detalle con posterioridad a su muerte, en numerosas biografías-, no tuvo el mismo tratamiento hacia los demás.

Es criticable su manera de y presentar en detalle a las personas que frecuentaba, incluso a aquellos que no aportan nada a la historia. Hechos y actitudes absolutamente íntimos, que son puestos a consideración de los lectores sin un motivo aparente. ¿Crueldad?, ¿venganza? Sólo la autora podría aclararlo.

De mayor calidad literaria que sus novelas –las cuales son también, en parte, autobiográficas-, sus memorias se completan con La ceremonia del adiós, escrita luego de la muerte de Jean Paul Sartre, su compañero sentimental e intelectual, con el cual compartió, con acercamientos y distanciamientos, la mayor parte de su vida.

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