Saramago vuelve con su ateísmo militante a contarnos una historia basada en la biblia. En este caso comienza describiendo que fue de la vida de Adán y Eva en sus últimos días en el jardín del Edén, con un Adán pusilánime y una Eva poco dispuesta a creer y obedecer a rajatabla a ese dios que decide caprichosamente qué hacer y qué deshacer.
Fiel heredero de las dudas de su madre, Caín se vuelve un crítico acérrimo del “creador”, alguien que no está dispuesto a tolerar berrinches de nadie, por muy dios que sea.
Luego de que sus ofrendas son despreciadas por el “señor”, mientras que las de su hermano son recibidas con agrado, Caín decide sacarlo del medio y volverse el único con capacidad de ofrecer algo en sacrificio. Luego del crimen dios aparece para reclamarle por su acción. Este es el momento en el que se da el primero de muchos debates que habrá a lo largo de la historia entre Caín y dios, donde –a pesar de lo que muchos podrían imaginar si no conocen a Saramago- no es siempre el supremo el que se quedará con la última palabra.
Como castigo por el asesinato de su hermano Abel –historia repetida hasta el cansancio, tanto en ámbitos religiosos como ateos-, dios decide que Caín deberá llevar una marca en su frente, vagar por el mundo y no podrá morir a manos de ningún hombre. Con semejante designio, nuestro héroe sale a recorrer una tierra desconocida, pero con la tranquilidad de quien confía en tener su vida asegurada.
Por alguno de esos caprichos de los que hablábamos antes, Caín tiene la capacidad –aunque no puede manejarla a su antojo- de transportarse en el tiempo, trasladándose indiscrimidamente del presente al futuro y de este al pasado, y vuelta a empezar en distintas direcciones. Así será testigo de muchas de las historias que la biblia cuenta, volviéndose un factor decisivo en la resolución de estas historias, la mayoría de ellas dramáticas.
No es novedad que Saramago es uno de mis escritores favoritos y a pesar de las críticas bastante desfavorables que se han hecho con respecto a esta obra, creo que tiene el mismo alto nivel de la mayoría de sus obras, aunque no creo que –para mi gusto- ninguna de las que me falta leer pueda llegar a tener la calidad literaria y de creatividad que tiene El evangelio según Jesucristo, uno de los libros que me llevaría a una isla desierta sin dudarlo.
No creo que Caín sea la obra ideal para acercarse por primera vez al escritor portugués. Aunque yo no lo haya hecho de este modo, lo ideal es –según mi humilde parecer- leerlo en orden cronológico para poder apreciar su evolución y poder entender algunos hechos o personajes que van re apareciendo en sus obras posteriores.
2 comentarios:
aún me falta conocer a este gigante, y tomo en cuenta tu recomendación de no comenzar con esta pero ¡mira que me has picado la curiosidad con tu entrada! la apunto de volada en la libreta ¡muchas gracias!
un beso,
Ale.
Hola Ale, yo comencé con El evangelio... y realmente quedé fascinada. Pero también te recomiendo Todos los nombres, Ensayo sobre la lucidez... y la verdad que todos.
¡Que lo disfrutes! Después me cuentas.
Saludos,
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